V a l i j a s (Carlos Gianni / Hugo Midón)

Sabor…

Mamacita…


Voy a poner en mi valija, todos las cosas que me hacen falta para viajar

Voy a llevar lo necesario, lo imprescindible para mi uso personal


Voy a poner todas las cosas que me hacen bien

¡Voy a dejar todas las cosas que me hacen mal!

Voy a poner todas las cosas que me hacen bien

¡Voy a dejar todas las cosas que me hacen mal!


Pantalón,

Camisa,

Mediecitas,

Agua de colonia…


Yo quiero ir con esos sueños y esos misterios que aun me falta por descubrir

Para sentir en este viaje que soy el dueño de mi equipaje individual


Voy a poner todas las cosas que me hacen bien

¡Voy a dejar todas las cosas que me hacen mal!

Voy a poner todas las cosas que me hacen bien

¡Voy a dejar todas las cosas que me hacen mal!

Creatividad y tiempo, otro cantar

Compartimos con ustedes un pequeño vídeo que ilustra de forma clara la tan afamada lucha entre el tiempo, su velocidad, y la creatividad.

Nos sirve, además, a nosotros maestros para pensar: ¿Qué es más importante?
Para ampliar esta temática y, ahora sí, bien centrados en educación: Mirá esta charla TED

Amar y dejar partir

Una vez más el arte, desde uno de sus lenguajes nos acompaña para no perder en el camino  el sentido del rol docente.

Un poco sobre el viaje de educar y "La función del Arte".

¡Hola!
Comenzaremos explicando un poco porqué esto de la educación como un viaje. Y es que creemos que así como llegamos con las valijas llenas al lugar donde pasaremos nuestras vacaciones, de igual forma llegamos a la escuela con nuestras ideas, sentimientos, creencias, con nuestra valija personal. Y no se trata de desechar todo lo que en ella se encuentre sino de saber usar su contenido acorde a los distintos lugares por los que transitamos, y eso sí : Nunca hay que dejar de llevarse un recuerdo... o dos.



Tomamos prestadas las palabras de un Genio para ilustrar mejor, 


La función del Arte.


 Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff,

lo llevó a descubrirla.

 Viajaron al sur.

 Ella, la mar, estaba mas allá de los altos médanos,

esperando.

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas

dunas de arena, después de mucho caminar, la mar

estallo ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la

mar, y tanto su fulgor que el niño quedo mudo de hermosura.

 Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando,

pidió a su padre;

- ¡Ayúdame a mirar!

El libro de los abrazos, Eduardo Galeano.